Tiene 3 episodios y está basada en hechos reales: Esta serie de Netflix llegó para hacerte olvidar 'Adolescencia'

Este nuevo estreno en Netflix se convirtió en la serie más vista de la semana y desplaza a una de las favoritas del año.

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Desde que Adolescencia irrumpió en el catálogo de Netflix el pasado mes de marzo, la serie británica protagonizada por Stephen Graham se convirtió en el espejo incómodo de una realidad cada vez más común: la infancia expuesta a los peligros del universo digital. Pero ahora, una nueva producción documental ha captado la atención del mundo entero. Se trata de Malas influencias: El lado oscuro de las redes en la infancia, una docuserie basada en hechos reales que, en solo tres episodios, ha logrado desbancar a su predecesora con una historia tan estremecedora como necesaria.

Estrenada el 9 de abril, esta miniserie creada por Kief Davidson conquistó el primer puesto de visualizaciones en más de 30 países apenas un día después de su lanzamiento. En su primera semana, acumuló cerca de 9.8 millones de visionados, superando por una mínima diferencia a Adolescencia, que registró 9.7 millones. Detrás de este éxito hay algo más que cifras: hay un relato profundamente perturbador sobre los límites de la fama infantil en el ecosistema digital.

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La serie sigue el caso real de Tiffany Smith, una madre estadounidense decidida a transformar a su hija, Piper Rockelle, en una estrella de internet. Para lograrlo, la introduce en un grupo de jóvenes creadores de contenido conocidos como “El Grupo”, donde las luces, los seguidores y el brillo de la popularidad esconden una cara mucho más siniestra. A medida que la trama avanza, se revelan conflictos, acusaciones y manipulaciones que transforman la promesa de éxito en una auténtica pesadilla, tanto para los niños involucrados como para sus familias.

El documental no solo expone los mecanismos que operan tras bambalinas en el mundo de los influencers juveniles, sino que también detalla cómo la situación escaló hasta captar la atención del mismísimo FBI. La investigación que se abrió a raíz de las denuncias internas del grupo puso en evidencia una red de explotación emocional y laboral que vuelve a poner en el centro del debate los derechos de niños y niñas en entornos digitales sin regulación clara.

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Lo que diferencia a Malas influencias de otras producciones similares es su tono: sin caer en el morbo, pero sin suavizar los hechos, muestra con crudeza cómo se borra la línea entre entretenimiento y abuso cuando la exposición mediática se convierte en el único objetivo. La historia de Piper y su madre no es un caso aislado; es un síntoma de un fenómeno global que aún no encuentra respuestas adecuadas por parte de plataformas, gobiernos ni audiencias.

Mientras el público continúa devorando esta miniserie de tres capítulos, el mensaje es claro: Malas influencias no es solo una producción atrapante, sino una alarma encendida sobre los riesgos invisibles del universo digital infantil. Con un formato ágil, testimonios directos y una narrativa que no da respiro, esta docuserie no solo promete hacerte olvidar a Adolescencia, sino también obligarte a mirar con otros ojos las historias que consumimos… y compartimos.

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