El icónico papel que Meg Ryan rechazó y convirtió a Julia Roberts en un ícono de Hollywood
Santiago Díaz Benavides
Desde 'Forrest Gump' hasta 'Interestelar', pasando por 'Guerra Mundial Z' y 'Naruto', puedo pasar horas hablando sobre mis producciones favoritas. Si me preguntas qué es lo que más me gusta del cine te diré que es mucho mejor que la vida.

Un giro inesperado en la carrera de dos estrellas cambió la historia del cine romántico para siempre. Un sí y un no que definieron sus destinos.

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Meg Ryan es sinónimo de comedia romántica. Su rostro, su voz acelerada y su encanto neurótico marcaron una época dorada del cine con títulos tan inolvidables como Cuando Harry conoció a Sally, Sintonía de amor y Tienes un e-mail. Su forma de habitar personajes que oscilaban entre la inseguridad, la ternura y el ingenio contribuyó a moldear el arquetipo de la heroína romántica moderna. Pero detrás de esa imagen casi perfecta se esconde una decisión que pudo haberla alejado para siempre de uno de sus papeles más icónicos, y que terminó, paradójicamente, lanzando la carrera de otra actriz hacia la estratósfera: Julia Roberts.

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Antes de convertirse en Sally Albright, la inolvidable protagonista de Cuando Harry conoció a Sally, Meg Ryan tuvo la oportunidad de interpretar a Shelby, la joven mujer enferma que conmovió al mundo en Magnolias de acero (1989), dirigida por Herbert Ross. Se trataba de una película coral, cargada de drama, que prometía grandes emociones y una exposición significativa para cualquier actriz joven. Ryan, sin embargo, decidió decir que no.

En ese entonces, fue una decisión arriesgada. Magnolias de acero contaba con un elenco de lujo encabezado por Sally Field, Shirley MacLaine y Dolly Parton. Parecía una apuesta segura. Pero Ryan confió en su intuición y optó por un proyecto más modesto: una comedia romántica escrita por Nora Ephron y dirigida por Rob Reiner. El resultado fue uno de los filmes más influyentes del género y una escena —la del famoso pastel de queso en el restaurante Katz’s— que se convirtió en parte del imaginario colectivo.

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La historia le dio la razón. Cuando Harry conoció a Sally redefinió las reglas de las comedias románticas, introduciendo el concepto de "enemigos a amantes" con una frescura poco común hasta entonces. La química entre Ryan y Billy Crystal, la inteligencia del guion y el ritmo inusual de los diálogos convirtieron la película en un clásico. El personaje de Sally se volvió tan icónico, que hoy sería impensable imaginar a otra actriz en su lugar.

Mientras tanto, el papel de Shelby quedó en manos de una entonces desconocida Julia Roberts. Su interpretación fue tan conmovedora que le valió su primera nominación al Óscar y la catapultó a la fama. Poco después, Roberts protagonizaría Mujer bonita y La boda de mi mejor amigo, convirtiéndose en la novia de América y una de las actrices más rentables de Hollywood durante la década de los noventa.

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El rodaje de Magnolias de acero, sin embargo, no fue una experiencia agradable para Roberts. El director Herbert Ross fue señalado por su trato abusivo hacia el elenco, especialmente con Roberts, a quien habría sometido a constantes humillaciones. En retrospectiva, Meg Ryan esquivó una bala. Ella misma lo reconoció en una entrevista: “No sé si es de buen gusto hablar de esto, pero estoy feliz de que las cosas hayan salido como salieron”.

En definitiva, el destino de dos actrices se selló con una sola decisión. Ryan consolidó su lugar como reina de la comedia romántica y Roberts emergió como una estrella dramática con potencial comercial gigantesco. A veces, decir "no" a un papel significa abrirle la puerta a algo mucho más grande... incluso para otra persona.

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