
En un año en que el anime nos ha dado grandes producciones, desde nuevas temporadas de éxitos consolidados hasta adaptaciones inesperadas, Lazarus ha irrumpido con fuerza como uno de los estrenos más sólidos y ambiciosos de la ciencia ficción animada. Y sin embargo, fuera de los círculos más especializados, casi nadie está hablando de esta serie que lo tiene todo para marcar época.
Dirigido por Shinichirō Watanabe, el aclamado creador de Cowboy Bebop y Samurai Champloo, Lazarus marca su esperado regreso al medio tras varios años en silencio. La serie cuenta con la animación del poderoso estudio MAPPA, responsable de títulos como Jujutsu Kaisen o Chainsaw Man, lo que ya de entrada garantiza una factura visual impecable. Pero si eso no fuera suficiente, el anime también cuenta con escenas de acción supervisadas por Chad Stahelski, el director de John Wick, y una banda sonora que mezcla jazz experimental, electrónica y soul a cargo de Kamasi Washington, Floating Points y Bonobo.

La historia de Lazarus comienza en el año 2055, en una aparente utopía donde un medicamento revolucionario llamado Hapna ha eliminado todas las enfermedades. Su creador, el misterioso Dr. Skinner, desaparece sin dejar rastro… hasta que reaparece tres años después con una noticia devastadora: todas las personas que consumieron Hapna morirán en un plazo de tres años. La cuenta regresiva se activa, el caos estalla y el mundo entra en pánico. Para evitar una catástrofe global, se forma una unidad especial llamada Lazarus, cuyo objetivo es capturar a Skinner y descubrir cómo revertir su letal creación.
Uno de los protagonistas es Axel Gilberto, un prisionero con fama de escapista profesional que, irónicamente, se ve reclutado como pieza clave del equipo. Este antihéroe se suma a un grupo diverso y magnético de personajes que prometen sostener la tensión emocional y moral del relato.

El primer episodio no solo presenta una narrativa atrapante, sino que además deslumbra con una animación realista, elegante y cinética. Cada escenario, desde megaciudades futuristas hasta laboratorios en ruinas, está meticulosamente diseñado para sumergirnos en una distopía con sabor a noir tecnológico. Es el sello Watanabe, en su versión más madura.
Pese a todo esto, Lazarus ha tenido un lanzamiento algo accidentado. En Estados Unidos se estrena a través de Adult Swim y está disponible en streaming en Max, aunque con limitaciones: inicialmente solo se ofrecía con doblaje en inglés, sin opción de audio en japonés ni subtítulos adecuados. Esta torpeza en su distribución recuerda lo sucedido con otros animes como Uzumaki o Ninja Kamui, que arrancaron fuerte pero perdieron fuelle por fallos de accesibilidad.

Y sin embargo, quienes han logrado verla coinciden: Lazarus podría ser la gran joya escondida del año. En un panorama saturado de títulos clónicos o sobreexplotaciones de franquicias populares, esta obra se siente como un soplo de aire fresco. Ciencia ficción con carga filosófica, animación de élite y un mensaje inquietante sobre la dependencia de la humanidad en la tecnología.
Es pronto para saber si Watanabe ha dado con otro clásico a la altura de Cowboy Bebop, pero lo cierto es que ha vuelto a demostrar que su visión está más viva que nunca. Y Lazarus —como su nombre lo sugiere— es prueba de que algunas historias merecen resucitarse y contarse con fuerza. Solo falta que más gente empiece a hablar de ello.