
En un panorama televisivo saturado de contenido, donde cada semana se estrenan nuevas series que buscan desesperadamente captar la atención del público, hay títulos que logran destacarse sin esfuerzo aparente. The Studio, la más reciente apuesta de Apple TV+, es uno de esos casos. Desde su estreno el pasado 26 de marzo, la serie ha generado un inusual consenso entre audiencia y crítica: es ingeniosa, actual, divertida y, sobre todo, brutalmente honesta. Pero, ¿qué hay detrás del fenómeno?
Creada por un equipo de pesos pesados de la comedia —Seth Rogen, Evan Goldberg, Peter Huyck, Alex Gregory y Frida Perez—, The Studio se adentra en el caótico mundo de un estudio cinematográfico ficticio, Continental Studios, que intenta reinventarse en una industria cambiante y cada vez más dominada por algoritmos, franquicias y egos inflados. Rogen interpreta a Matt Remick, un ejecutivo recién nombrado director del estudio, cuya visión de “modernizar Hollywood” choca constantemente con absurdos institucionales, actores caprichosos y directores con delirios de grandeza.

Uno de los pilares del éxito de The Studio es su tono satírico implacable. Al igual que 30 Rock o Veep, esta serie entiende que la mejor forma de retratar un sistema disfuncional es a través del humor. La narrativa expone con gracia las contradicciones de una industria que se presenta como artística pero que opera bajo lógicas corporativas despiadadas. Y lo hace con una precisión que solo puede surgir desde dentro: muchos de los creadores de la serie han vivido de cerca los absurdos que parodian.

El reparto también es parte del atractivo. Rogen encarna con carisma a un personaje atrapado entre el deseo de cambiar las cosas y la resignación ante lo inevitable. Catherine O’Hara, como su mentora y antigua directora del estudio, brilla con una mezcla perfecta de cinismo y ternura. Completan el elenco figuras como Ike Barinholtz, Chase Sui Wonders y Kathryn Hahn, quienes aportan una química coral que dinamiza cada escena.
Pero quizás el gancho más comentado —y más disfrutado— son los cameos. En un brillante ejercicio de autorreferencia, celebridades como Martin Scorsese, Charlize Theron o Ron Howard aparecen interpretándose a sí mismos, ridiculizando sus propias carreras y revelando, con humor, lo absurdo de sus posiciones privilegiadas. Estas apariciones no solo suman al atractivo viral de la serie, sino que también legitiman la crítica que la serie plantea: si ellos se ríen del sistema, es porque saben cuán ridículo puede llegar a ser.

La crítica ha respondido con entusiasmo. Con un 95% en Rotten Tomatoes y una puntuación de 80 sobre 100 en Metacritic, The Studio no solo ha conquistado al público, sino que se perfila como una de las comedias más importantes del año. Su capacidad para entretener mientras disecciona con bisturí las fallas del Hollywood moderno es lo que la ha hecho destacar en un ecosistema televisivo competitivo.
Apple TV+, que ya había demostrado su ambición con producciones como Ted Lasso y Severance, vuelve a demostrar que está dispuesta a apostar por contenidos de calidad que no subestimen al espectador. Y The Studio es, sin duda, una de sus mejores cartas hasta la fecha.