No la recordabas, pero esta fue la última escena que vimos de Val Kilmer en una película
Santiago Díaz Benavides
Casi nadie conoce mi primer nombre, pero todos saben que tengo un homónimo español que escribe thriller. Me obsesionan las películas sobre el fin del mundo y tengo una particular debilidad por el cine de M. Night Shyamalan.

El actor, que enfrentó una dura batalla contra el cáncer, tuvo una despedida cinematográfica que quedó grabada en la memoria de sus seguidores, aunque muchos no lo recuerdan.

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La historia de Hollywood está llena de despedidas memorables, de actores que, conscientes o no de su última vez frente a la cámara, dejaron escenas que trascendieron su tiempo. Heath Ledger con El Caballero de la Noche, Chadwick Boseman con La Madre del Blues y, en un caso más reciente, Val Kilmer encontró en Top Gun: Maverick su última gran aparición en el cine, un momento cargado de emoción y significado.

Kilmer, quien conquistó a toda una generación con sus interpretaciones en Top Gun, Batman Forever y The Doors, se alejó progresivamente de los reflectores tras ser diagnosticado con cáncer de garganta en 2015. Las cirugías necesarias para tratar la enfermedad le hicieron perder la voz, dejándolo con un dispositivo para comunicarse. A pesar de las dificultades, el actor se negó a desaparecer por completo, participando en proyectos menores y dando vida a su documental Val (2021), una conmovedora exploración de su vida y carrera.

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Sin embargo, su regreso a la pantalla grande en Top Gun: Maverick marcó un punto de inflexión. La secuela del clásico de 1986 le ofreció la oportunidad de interpretar una vez más al icónico Iceman, el rival convertido en amigo de Maverick (Tom Cruise). Para los fans, este reencuentro en pantalla fue mucho más que un guiño nostálgico; fue el cierre de un ciclo, la forma en que Kilmer podía decir adiós a su público de una manera digna y emotiva.

La escena en cuestión es breve, pero de una carga emocional innegable. En un despacho iluminado con suavidad, Iceman y Maverick se reúnen después de años sin verse. El personaje de Kilmer, enfermo y consciente de que su tiempo se agota, no habla de entrada. Su comunicación es a través de un ordenador, hasta que finalmente se esfuerza por pronunciar unas pocas palabras. No es un artificio digital, no es la voz reconstruida por inteligencia artificial que se había considerado utilizar. Es Val Kilmer, con su voz rasgada y debilitada, dejando que la realidad traspase la ficción. "Es hora de dejarlo ir", escribe su personaje en la pantalla, un mensaje que resuena tanto dentro como fuera del universo de la película.

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Este momento no solo sirvió para cerrar el arco de Iceman, sino que también permitió a Kilmer despedirse con dignidad de la gran pantalla. Después de años de luchar por mantenerse vigente en la industria, aceptó su realidad y la plasmó en un último acto de valentía, alejándose del artificio y mostrando su vulnerabilidad con honestidad.

Hoy, cuando se recuerde la filmografía de Val Kilmer, más allá de sus roles en filmes de acción y thrillers olvidables, esta escena en Top Gun: Maverick quedará como su última gran interpretación. Un instante de cine en el que, más que interpretar un personaje, se interpretó a sí mismo: un hombre que aceptó su destino y se despidió con la frente en alto.

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