Marlon Brando fue considerado por muchos como el mejor actor de todos los tiempos. Además de ganar dos premios Oscar por On the Waterfront y El Padrino, el famoso intérprete también hizo clásicos que se mantienen en la memoria colectiva hasta el día de hoy como Julio César, Una árida estación blanca, Superman o Un tranvía llamado Deseo.
Tanto era su reconocimiento en la época en que estuvo activo frente a las pantallas que, vergonzosamente, ni siquiera el fuerte escándalo por abuso sexual en contra de Maria Schneider, su co-protagonista en El último tango en París, fue capaz de eclipsarlo.
Pero su fama únicamente era vista por la audiencia y la crítica, pues lo que a su propia visión respectaba era más exigente, por lo que nunca se sintió tan talentoso como buena parte de quienes le seguían le decían que era.
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De hecho, aprovechó esa postura de ser anti-sistema, incluso en contra de sí mismo, para levantar su voz acerca de temas controversial. Por ejemplo, en 1973 decidió no recibir la estatuilla del Oscar a Mejor actor por su papel de Vito Corleone y en su lugar envió a la activista nativa americana Sacheen Littlefeather a rechazar el premio.
En el discurso, la joven mencionó que era en señal de protesta por el trato a los indígenas en la industria cinematográfica.
Con todo lo anterior, algunos podrían seguir considerando a Brando como una leyenda incomparable de Hollywood. Por esa razón, en 1989 la periodista Connie Chung lo visitó en su casa y le preguntó a quién consideraba el mejor actor del mundo.
Habría quienes esperaban que respondiera que él mismo, mientras que otros pudieron pensar en nombres como Ed Begley Jr., Jack Nicholson, o Wally Cox, quienes fueron además sus mejores amigos en lo personal.
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No obstante, su respuesta sorprendió de gran modo a la presentadora y a todos.
Este era el actor favorito de Marlon Brando
En medio de la charla televisada, el perro de Marlon Brando entró en escena y esto fue lo que la celebridad comentó: "Tim es el mejor actor del mundo. Dice que me quiere, pero lo que realmente quiere es algo de comer".
-¡No, es verdad! La periodista le dijo. "¿Cuál es la diferencia?" Brando le responde. Esa es una de las enfermedades de Estados Unidos: pensar en quién gana, quién pierde, quién es bueno, quién es malo, quién es el mejor, quién es el peor... Siempre se piensa en esos términos, en términos extremos. No me gusta esa forma de pensar. Cada uno tiene su propio valor, a su manera; no me gusta esa idea de quién es el mejor. ¿Qué sentido tiene?