
Desde que Rachel Zegler fue elegida por Steven Spielberg para protagonizar West Side Story en 2021, su carrera ha estado bajo los reflectores de Hollywood. Sin embargo, su rápida ascensión también ha venido acompañada de un escrutinio constante por parte de la prensa, que ha puesto en duda su identidad latina y su lugar en la industria del cine.
Uno de los episodios que marcó a la actriz fue el proceso de selección para el proyecto de Spielberg, en el que fue interrogada repetidamente sobre sus orígenes. “Me llamaban constantemente para preguntar si era latina de verdad. Recuerdo pensar: ‘¿Quieren que les lleve a mi abuelita? Lo haré’”, comentó en una entrevista reciente. Aunque ella se ha identificado abiertamente como colombiana, en Hollywood su apellido y su apariencia han generado dudas entre algunos ejecutivos y públicos.

Ahora, con el estreno de Blancanieves programado para marzo de 2025, Zegler enfrenta una nueva ola de críticas y comentarios que han puesto a prueba su paciencia. Las redes sociales y algunos medios han convertido su papel en un punto de discusión sobre diversidad y representación en las producciones de Disney. Pero la actriz no ha dudado en defenderse y dejar claro que su trabajo habla por sí mismo.
En su opinión, Hollywood debe cambiar su perspectiva sobre la diversidad en el cine. “La realidad es que me dieron una oportunidad porque podía cantar. Pero mi plegaria para el futuro de la inclusión es que apostemos por el talento sin importar cómo luzca”, afirmó. Sus palabras reflejan su deseo de que la industria deje de lado los estereotipos y valore a los actores por su capacidad interpretativa en lugar de su apariencia o antecedentes familiares.

Pese a la presión y los constantes cuestionamientos, Zegler no ha apostado todo a Hollywood. Este verano protagonizará Evita en el West End de Londres, mostrando que su talento va más allá de la gran pantalla. Su decisión parece estratégica en un mundo cinematográfico donde el éxito puede ser efímero y las oportunidades, limitadas.
Con Blancanieves, Rachel Zegler no solo reinterpreta a una de las princesas más icónicas de Disney, sino que también desafía los prejuicios de la industria. Su historia es un recordatorio de que el talento debe estar por encima de las etiquetas y que los actores no deberían ser obligados a justificar su identidad para conseguir un papel.