John Wayne es una de las figuras más icónicas de la historia del cine, especialmente dentro del género del western. Con una carrera que abarcó más de 50 años y un récord de 142 papeles principales, su legado no tiene discusión. Sin embargo, su personalidad en el set no siempre fue bien recibida por sus compañeros de reparto. Si bien era considerado un profesional, también imponía una actitud que algunos describen como ruda y dominante.
Las manías de John Wayne en el set
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Uno de los ejemplos más conocidos de su comportamiento en los rodajes ocurrió durante la filmación de El último pistolero (1976), su última película. Según el director Don Siegel, la actriz Lauren Bacall se hartó de uno de los hábitos más desagradables de Wayne: mascar y escupir tabaco constantemente en el set. Bacall, harta de la situación, llegó a decir: "Si ese grandulón vuelve a escupir en mi vestido, le abriré la cabeza con un pedazo de madera".
Pero este no era su único hábito problemático. Según el actor George Takei, quien trabajó con Wayne en Los boinas verdes (1968), había algo aún peor que su costumbre de escupir. En sus memorias, Takei relató un patrón de comportamiento que el actor repetía en cada producción: elegía a un hombre del equipo, generalmente un especialista o doble de acción, alguien alto y musculoso, y lo ridiculizaba frente a todos.
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"Me dijeron que hacía esto en cada película. Escogía a un tipo grande y fuerte y lo humillaba en el set mientras todos miraban. Era incómodo y vergonzoso estar ahí", comentó Takei. "Estos hombres a veces terminaban llorando por la forma en que los trataba".
Según el actor de Star Trek, Wayne nunca lo trató mal personalmente, pero al observar su comportamiento con otros miembros del equipo, quedó claro que esta práctica no era algo ocasional, sino un método que usaba para establecer su dominio en el set. Esto, curiosamente contrastaba con su imagen pública de héroe estadounidense, algo que hace aún más llamativas estas historias.
Aún así...un grande del cine western
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A pesar de estas conductas de bullying, la figura de John Wayne sigue siendo admirada por muchos cinéfilos. Su contribución al cine es incuestionable, pero testimonios como estos muestran que, fuera de la pantalla, su actitud podía ser mucho más complicada de lo que sus películas sugerían.
Quizás, como ocurre con muchas estrellas de su época, su legado debe ser visto con todos sus matices, separando al artista de su obra. ¿Qué opinas tú? ¿Dejarías pasar un comportamiento así por un colega en el set?