
Desde el momento en que la cámara se posa sobre un trío de mariachis iluminados con luces LED, 'Emilia Pérez' deja claro que no es una película convencional. Jacques Audiard, el aclamado director francés, se aventura en terrenos inéditos con esta propuesta que mezcla el musical, el drama social y el kitsch. El resultado: una película que desafía los cánones del cine comercial y que, aunque pueda parecer caótica, ha encontrado una base de seguidores apasionados.
La trama sigue a Rita (interpretada por Zoe Saldaña), una abogada que es contratada por un poderoso jefe del narcotráfico (Karla Sofía Gascón) para ayudarlo a dejar atrás su vida criminal y transformarse en Emilia, la mujer que siempre ha sentido ser. Este punto de partida ya es en sí una declaración de intenciones: 'Emilia Pérez' no tiene miedo de explorar temas complejos como la identidad de género, las consecuencias de la violencia y la redención personal, todo ello aderezado con números musicales que oscilan entre lo sublime y lo absurdo.

Una película que no debería funcionar, pero lo hace
Uno de los aspectos más comentados de la película es su uso del musical como herramienta narrativa. Las canciones van desde coreografías dignas de Broadway hasta números inspirados en TikTok, pasando por melodías pop, reguetón y canciones protesta. Aunque algunos críticos consideran que esta amalgama puede resultar desigual, otros destacan cómo esta anarquía estilística contribuye a la autenticidad emocional de la película.
Selena Gómez, quien interpreta a un personaje clave en la historia, aporta un carisma juvenil que conecta con audiencias más jóvenes, especialmente en sus escenas de baile. Sin embargo, la verdadera fuerza del filme radica en su capacidad para emocionar a pesar de sus excesos. En palabras de los seguidores más fervientes de 'Emilia Pérez', la película triunfa porque se atreve a ser diferente, a jugar con las emociones del público y a cuestionar las reglas del cine contemporáneo.

¿Qué hace que guste tanto?
La película ha encontrado eco entre quienes valoran las propuestas audaces y creativas. Algunos la describen como un "desafío al cine algorítmico", por su rechazo a las fórmulas predecibles de los grandes estudios. Además, su representación de personajes que buscan reinvenciones radicales resuena con un público que busca historias sobre superación y autenticidad.
Sin embargo, 'Emilia Pérez' no ha estado exenta de críticas. Algunos sectores han señalado que la película trivializa temas serios, como la experiencia trans y la violencia del narcotráfico en México. El hecho de que Audiard sea un director francés cisgénero ha añadido combustible a este debate. Pero, para quienes logran conectar con la esencia de la película, estas críticas quedan en un segundo plano ante lo que describen como una obra llena de frescura, energía y creatividad.

Pese a las divisiones que genera, 'Emilia Pérez' logra lo que pocas películas pueden: dejar una marca indeleble en quienes la ven. Al final, su mayor mérito quizás sea su capacidad para arriesgarse, emocionar y sorprender. Porque, como bien refleja su espíritu, a veces hay que romper todas las reglas para alcanzar una verdad más profunda.