De todas las muertes que vimos en la saga de Harry Potter (que no son pocas), hay una que sigue rompiendo corazones incluso años después: la de Hedwig, la lechuza blanca de Harry. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué J.K. Rowling decidió que este adorable personaje tenía que partir? A continuación, te contamos la respuesta y es más profunda de lo que imaginas.
La simbología de Hedwig
Looper
Hedwig no era una simple mascota. Fue el primer regalo de cumpleaños que Harry recibió de Hagrid y se convirtió en su única amiga durante sus solitarios veranos en Privet Drive 4. Más allá de entregar el correo como cualquier otra lechuza del mundo mágico, Hedwig era una compañera que estuvo con Harry en sus momentos más oscuros.
Su muerte ocurre durante la Batalla de los Siete Potters en Harry Potter y las reliquias de la muerte, aunque sucede de manera diferente en el libro y en la película. En la versión literaria, Hedwig muere en su jaula por una maldición asesina, mientras que en el filme tiene un final más heroico: muere protegiendo a Harry al volar directamente hacia la cara de un mortífago.
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Pero aquí viene lo interesante. Según la propia Rowling, la muerte de Hedwig no fue una decisión al azar. La autora reveló que este momento simboliza la pérdida de la inocencia de Harry al llegar a la edad adulta. Además, ocurre precisamente en el libro más oscuro de la serie, cuando Harry debe enfrentarse a su destino como nunca antes.
¿Qué dicen los fans?
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Los fans han desarrollado sus propias teorías sobre esta muerte, especialmente sobre la versión cinematográfica. Una de las explicaciones más fascinantes (aunque ya eliminada de Tumblr) sugería que fue Severus Snape quien mató a Hedwig, pero para proteger a Harry. La teoría argumenta que, con siete Potters idénticos volando por ahí, la lechuza inevitablemente se mantendría cerca del verdadero Harry, revelando así su identidad a los mortífagos.
La muerte de Hedwig marca un punto de inflexión en la historia: es el momento en que Harry deja definitivamente atrás su niñez. Ya no es el niño que descubrió maravillado que era un mago, sino un joven dispuesto a sacrificarlo todo para salvar tanto al mundo mágico como al muggle.
Así que la próxima vez que veas esta escena (aunque probablemente vuelvas a llorar), recuerda que es más que un momento triste en la saga. Es el símbolo del fin de una era en la vida de Harry Potter, el momento en que dice adiós definitivamente a su persona de niño. Ahora, ¿Qué opinas tú? ¿Tiene sentido o no?