
El 17 de abril de 2024 se conmemoraron 10 años del fallecimiento de Gabriel García Márquez. Ciudad de México, su “otra patria distinta”, como él mismo la llamaba, fue el escenario de su vida familiar, sus grandes amistades y la creación de sus obras más emblemáticas. Su icónica casa en la colonia San Ángel ha sido testigo de una metamorfosis que refleja tanto su vida como su legado literario.

Un lugar lleno de historia
La casa donde García Márquez escribió su obra maestra "Cien años de soledad" se encuentra en la calle Fuego 144 de Jardines del Pedregal, en la capital mexicana. Aquí vivió junto a su esposa Mercedes Barcha y sus hijos. Fue en este lugar donde se dedicó por completo a escribir durante 18 meses. Sin embargo, lo que pocos saben es que los García Barcha enfrentaron serias dificultades económicas en ese entonces. Por nueve meses, no pudieron pagar el alquiler de la vivienda. La paciencia y confianza del casero, Luis Coudurier, jugaron un papel crucial, permitiéndoles saldar la deuda más adelante gracias al adelanto de la editorial Sudamericana por los derechos de la novela.
En esta misma casa, además de "Cien años de soledad", surgieron otros trabajos icónicos como "Crónica de una muerte anunciada". También fue el lugar donde el Gabo recibió la noticia de su premio Nobel en 1982, rodeado de sus seres queridos y sus icónicas flores amarillas.

La transformación en un centro literario
Hoy, esta casa, que conserva muchos de sus elementos originales, se ha convertido en la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez, dirigida actualmente por Emilia García Elizondo, nieta del escritor colombiano. Desde su apertura como espacio literario en 2021, el lugar se ha convertido en un punto de encuentro para escritores, lectores y académicos. Frases del escritor adornan las paredes, al igual que anécdotas sobre la creación de sus obras, incluidas las que ocurrieron en esta misma propiedad.
En abril de este año, como parte de la conmemoración, se realizaron lecturas de su novela inédita "En agosto nos vemos", recientemente publicada. Además, se ofreció una exposición de correspondencia del autor con figuras como Pablo Neruda, Carlos Fuentes y Woody Allen. Esta exposición permitió explorar un lado más personal del escritor y sus conexiones con otros grandes nombres de la cultura.

Un espacio para la creación y el recuerdo
La casa no es solo un museo del pasado, sino también un espacio que promueve la cultura, pues alberga talleres, conferencias y eventos que buscan preservar el espíritu innovador y reflexivo de García Márquez.

A decir verdad, la esencia del Gabo sigue impregnando cada rincón. Desde el patio donde observó las sábanas que inspiraron el ascenso de Remedios la Bella hasta la sala-comedor que ahora alberga visitantes curiosos, este espacio es un puente entre la historia y el presente.
Ciudad de México, que alguna vez llamó “ciudad luciferina”, sigue siendo el corazón del legado de Gabriel García Márquez, un lugar donde su imaginación encontró terreno fértil para florecer. Hoy, su casa es un testimonio vivo de su genio y un faro para las generaciones que buscan entender y continuar su camino literario.