
En 2004, M. Night Shyamalan lanzó La aldea, una película que sorprendió al mundo con su final. La trama sigue a una comunidad aparentemente del siglo XIX que vive aislada en medio del bosque, aterrorizada por monstruos que los mantienen lejos del mundo exterior. Sin embargo, el gran secreto de la historia se revela cuando un miembro del grupo decide cruzar los límites prohibidos. Este argumento, aunque ficticio, recuerda una historia real que dejó al mundo en shock en 1978: la de la familia Lykov, quienes vivieron aislados del resto del planeta durante más de cuatro décadas en la remota Siberia.
La aldea de la vida real

Todo comenzó en 1936, cuando Karp Lykov, miembro de una secta religiosa conocida como los Abakumitas, decidió escapar de la civilización. En ese tiempo, la Rusia soviética estaba en medio de purgas que perseguían, entre otros, a grupos religiosos. Después de que el hermano de Karp fuera asesinado, este tomó la drástica decisión de huir con su esposa y sus dos hijos pequeños.
La familia se adentró en la taiga siberiana, un entorno inhóspito con temperaturas que alcanzan los -50 grados en invierno y donde el terreno congelado hace casi imposible cultivar. A cientos de kilómetros de la ciudad más cercana, construyeron una cabaña rudimentaria y comenzaron una vida de aislamiento total. Allí, Karp crio a sus hijos bajo estrictas normas religiosas, convenciéndolos de que cruzar los límites del bosque significaría la muerte para todos.

Los hijos de los Lykov no solo desconocían lo que era una ciudad o una carretera; también ignoraban por completo eventos históricos clave como la Segunda Guerra Mundial o la llegada del hombre a la Luna. Durante años, sobrevivieron con lo poco que podían obtener de la naturaleza: raíces, hierbas y, en los peores momentos, incluso cuero de zapatos.
La situación se volvió aún más difícil cuando, en 1961, la madre de la familia murió de hambre. Los años siguientes fueron un ejercicio de pura supervivencia, con herramientas improvisadas y un estilo de vida que parecía sacado de otra era.
El descubrimiento

En 1978, un equipo de geólogos que exploraba Siberia en busca de recursos naturales aterrizó en las cercanías de la cabaña de los Lykov. Al encontrarlos, los científicos quedaron atónitos: la familia no solo estaba extremadamente desnutrida, sino que vivía completamente ajena al mundo moderno.
Aunque las noticias sobre su situación llevaron a varias personas a ofrecer ayuda, las duras condiciones de vida en la taiga cobraron su precio. Tres de los hijos murieron en 1981 y Karp falleció en 1988, todos por problemas relacionados con la desnutrición. La única sobreviviente, Agafia, decidió quedarse en la cabaña familiar, donde continúa viviendo hasta el día de hoy, a sus 80 años.
La vida de los Lykov es un testimonio de cómo el aislamiento extremo y la "cultura del miedo" pueden moldear a las personas. Como en La aldea, la autoridad de un líder y el temor a lo desconocido construyeron un muro infranqueable entre esta familia y el resto del mundo. Una historia real que bien podría haber salido de la mente de Shyamalan, pero que nos recuerda lo mucho que la realidad supera con creces a la ficción.