
Hay películas que no solo cuentan una historia, sino que se convierten en un capítulo esencial del cine. El último pistolero (The Shootist, 1976) no es un western más, sino la despedida cinematográfica perfecta para John Wayne, una leyenda del género. Interpretando a J.B. Books, un pistolero veterano y enfermo de cáncer que busca un final en paz, Wayne no solo entregó una actuación con la que selló su legado. Sin embargo, este papel casi termina en manos de otro ícono.
El papel que Clint Eastwood rechazó

Cuando la producción de El último pistolero comenzó, el estado de salud de John Wayne hacía incierta su participación. Los productores, preocupados por su capacidad para rodar, consideraron a varios actores para reemplazarlo. Entre ellos, Clint Eastwood, quien ya se había consolidado como una de las mayores estrellas del western con películas como Por unos dólares más y El bueno, el malo y el feo.
A pesar de la oportunidad, Eastwood rechazó la oferta, permitiendo que John Wayne retomara el papel para el que había sido considerado originalmente. Este hecho no solo salvó una de las actuaciones más icónicas de Wayne, sino que también marcó un momento crucial en la historia del cine, ya que significó un cambio generacional dentro del género vaquero.
Ahora, aunque ambos actores son leyendas, Wayne y Eastwood tenían dos enfoques completamente diferentes. John, con más de 80 westerns en su filmografía, siempre interpretó personajes con un férreo código moral: hombres honorables que enfrentaban el peligro con valentía y principios inquebrantables. J.B. Books, el protagonista de El último pistolero, es un ejemplo perfecto de este ideal. Incluso al final de su vida, se niega a recurrir a métodos deshonestos, como disparar por la espalda.

Por otro lado, Clint Eastwood personificó la evolución del western hacia tonos más oscuros y ambiguos. Sus personajes, muchas veces anti-héroes, no dudaban en usar métodos cuestionables para alcanzar sus objetivos. Películas como El jinete pálido (High Plains Drifter, 1973) lo muestran interpretando figuras violentas y moralmente retadoras que desafiaban las reglas establecidas por el western clásico.
Esta diferencia de estilos generó tensiones entre ambos actores. Wayne criticó duramente el enfoque de Eastwood, alegando que alejaba al género de su esencia tradicional. Incluso llegó a rechazar repetidamente un proyecto llamado The Hostiles, que habría unido a ambos actores en pantalla.
El legado de John Wayne

El último pistolero marcó el final de la carrera de John Wayne, quien falleció tres años después de su estreno. Su interpretación es considerada una de las mejores de su carrera, y lo terminó de consolidar como una de las grandes figuras del cine.
Aunque Wayne y Eastwood nunca trabajaron juntos, sus contribuciones al género son indiscutibles. Por un lado, el western clásico de Wayne representa un ideal de honor y justicia. Por otro, Eastwood llevó el género a nuevas fronteras, explorando temas más oscuros y complejos.
A pesar de las diferencias si algo está claro es que El último pistolero sigue siendo un testamento de John Wayne y un recordatorio de cómo el cine puede capturar el espíritu de toda una época. ¿Ya conocías esta película?