En el universo de 'Demon Slayer', la mayoría de los demonios son presentados como víctimas de sus trágicos pasados. Muchos de ellos, tras haber sufrido inmensas pérdidas o desgracias, ceden a la maldad y se convierten en monstruos, movidos por el deseo de venganza o la desesperación. No obstante, Gyokko, el demonio de la Luna Superior 5, tiene una historia que dista de la compasión que se podría sentir hacia otros antagonistas de la serie. Su origen, apenas revelado en el fanbook oficial de 'Demon Slayer', es tan perturbador que supera en oscuridad incluso a Muzan Kibutsuji, el demonio más cruel de todos.
Gyokko, quien apareció en el arco de la Aldea de los Herreros, se distingue de los demás demonios no solo por su grotesca apariencia y sus aterradoras habilidades, sino también porque su pasado nunca fue mostrado en la serie. Mientras que otros demonios tuvieron breves momentos que mostraron las tragedias que los condujeron a su transformación, Gyokko es una excepción. Para entender su compleja y macabra historia, es necesario recurrir al material complementario, donde se detalla su oscuro camino hacia la monstruosidad.
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Antes de convertirse en demonio, Gyokko era un hombre llamado Managi que vivía en una pequeña aldea costera. Su vida cambió radicalmente cuando sus padres murieron en un accidente de pesca. Ver los cadáveres desfigurados de sus progenitores le produjo una reacción que se aleja completamente del dolor o la tristeza: los encontró "hermosos". Este fue el primer indicio de una mente retorcida que comenzaría a descender en la locura.
A partir de ese momento, Managi se obsesionó con la muerte, coleccionando cadáveres de peces y costurándolos entre sí. Su desconexión con la realidad creció hasta el punto en que, cuando un niño de su aldea se burló de él, lo asesinó brutalmente y ocultó su cuerpo en una vasija, un elemento simbólico que luego se convertiría en el centro de su arte demoníaco. Los padres del niño lo apuñalaron en represalia y lo dejaron agonizando por horas, hasta que fue rescatado por Muzan, quien vio en su odio y locura el potencial para transformarlo en un demonio.
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Lo que distingue a Gyokko de otros personajes es su falta total de humanidad, tanto en vida como en su forma demoníaca. A diferencia de demonios como Rui o Akaza, cuya transformación fue impulsada por la tragedia y la pérdida, Gyokko no muestra señales de empatía o dolor. Su obsesión con la muerte y su desprecio por la vida lo llevaron a ver su propia transformación como un "arte". Después de convertirse en demonio, continuó coleccionando cadáveres, creando "obras" que mostraba con orgullo, ansioso por obtener reconocimiento y aprecio por su macabro talento.
El fanbook de 'Demon Slayer' resalta un aspecto inquietante: Gyokko, incluso antes de convertirse en demonio, ya había perdido completamente su conexión con la humanidad. Esto lo convierte en uno de los personajes más oscuros y perturbadores de la serie, ya que su maldad no provino de la sangre corrupta de Muzan, sino de una mente ya fracturada por su propia fascinación con la muerte y su incapacidad para valorar la vida humana.