Jason Statham, hoy una de las figuras más prominentes del cine de acción, no tuvo un camino fácil hacia el estrellato. Desde joven, su vida parecía más orientada hacia el deporte que hacia las artes escénicas, a pesar de haber crecido en una familia de artistas. Lejos de imaginarse como una estrella de cine, Statham destacó como deportista, participando incluso en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y Barcelona 1992 como saltador de trampolín, una disciplina que lo mantuvo enfocado en el deporte durante años.
Antes de su gran debut como actor, Statham pasó por diversas ocupaciones, desde vendedor ambulante hasta modelo. De hecho, su experiencia como vendedor ambulante fue clave para conseguir su primer papel en la película 'Lock, Stock and Two Smoking Barrels' en 1998, dirigida por Guy Ritchie. En esta película, Statham interpretaba a un personaje que compartía su oficio de la vida real. Este rol marcó el inicio de su carrera cinematográfica, aunque ya había tenido experiencia frente a las cámaras como modelo y como bailarín en videoclips musicales, como en el de "Comin' On" del grupo The Shamen, donde se destacó por su físico y presencia en pantalla.
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Sin embargo, su verdadero salto a la fama llegó de la mano del director francés Luc Besson, quien tras su experiencia con Bruce Willis en 'El quinto elemento', decidió crear sus propias estrellas de cine. Besson, cansado de las excentricidades de los grandes nombres de Hollywood, apostó por Statham para protagonizar 'The Transporter' en 2002, una película diseñada completamente para él. Este filme no solo consolidó a Statham como un héroe de acción, sino que también fue el inicio de una franquicia que lo catapultó al estrellato global.
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Curiosamente, 'The Transporter' fue una producción francesa, aunque hablada en inglés y protagonizada por un británico, lo que muestra el carácter internacional de la película. La combinación de Besson como productor y guionista, junto con la dirección de Louis Leterrier, fue clave para moldear el estilo de Statham como actor de acción, un rol que dominaría en los siguientes años con películas como 'Crank', 'Snatch', y más adelante, en las exitosas sagas de 'Los Mercenarios' y 'Fast & Furious'.
La transformación de Statham de un vendedor ambulante y deportista olímpico a una de las mayores estrellas del cine de acción demuestra que su camino hacia el éxito fue inesperado y construido a base de oportunidades inusuales. Si no hubiera sido por la experiencia de Luc Besson en 'El quinto elemento', su carrera podría haber sido muy distinta. Hoy, Jason Statham es sinónimo de acción pura, y su presencia en una película es garantía de adrenalina y entretenimiento, una trayectoria que sigue vigente con éxitos recientes como 'The Beekeeper' y 'Los Mercenarios 4'.