Si eres fan de El señor de los anillos, probablemente ya sabes que los elfos y los enanos no se llevan nada bien. Esta rivalidad ha sido una constante en la Tierra Media desde el inicio, y aunque en la saga hemos visto alianzas y colaboraciones ocasionales, como la amistad entre Legolas y Gimli, la relación entre estas dos razas siempre ha estado llena de tensión y desconfianza. Pero, ¿de dónde viene realmente este odio ancestral?
Para entenderlo, tenemos que viajar mucho tiempo atrás, hasta la Primera Edad de la Tierra Media, cuando ocurrió uno de los eventos más importantes de la historia de Tolkien: el conflicto por el collar Nauglamír.
¿Cómo empezó todo?
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En los inicios, elfos y enanos no se llevaban tan mal. De hecho, compartían una pasión en común: la artesanía. Sin embargo, todo cambió cuando Thingol, rey élfico de Doriath, les pidió a los enanos un encargo muy especial: crear una joya que combinara su tesoro con una de las gemas más valiosas de la Tierra Media, el Silmaril.
El Silmaril era una de las joyas más deseadas y poderosas de la Tierra Media. Los enanos aceptaron el trabajo y crearon el Nauglamír, un collar que llevaría el Silmaril en su centro. Hasta ahí, todo bien. Cuando los enanos terminaron el Nauglamír, quedaron tan impresionados con su propio trabajo que decidieron quedarse con la joya, alegando que merecían poseerla. Esto, como es de esperar, no le cayó nada bien a Thingol, quien respondió con insultos, llamando a los enanos una "raza inculta". La situación escaló rápidamente, y los enanos, enfurecidos por las palabras del rey elfo, lo asesinaron en su propio reino.
Este acto de violencia fue solo el principio. Los enanos, para justificar lo que habían hecho, mintieron a sus compañeros de raza, diciendo que Thingol había intentado robarles la joya. Esta mentira desató una guerra entre elfos y enanos, y aunque ambos bandos sufrieron grandes pérdidas, el odio entre ellos quedó marcado para siempre.
Una rivalidad eterna
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Después de este conflicto, las tensiones entre elfos y enanos nunca desaparecieron por completo. Aunque en ocasiones llegaron a colaborar, como en la construcción de las Puertas de Durin en Moria, el resentimiento siempre estuvo presente.
En la Segunda Edad, los elfos de Eregion y los enanos de Khazad-dûm trabajaron juntos en algunos proyectos, pero la desconfianza nunca se fue del todo. Este resentimiento histórico es lo que vemos reflejado en la relación entre Legolas y Gimli en El señor de los anillos y entre Elrond y el rey Durin III en Los anillos de poder.
Aunque los enanos y los elfos han demostrado que pueden trabajar juntos cuando es necesario, como en la lucha contra Saurón, su rivalidad sigue siendo una de las más emblemáticas de la Tierra Media. Sin embargo, personajes como Legolas y Gimli nos muestran que, a pesar del odio ancestral, la amistad puede surgir en los momentos más inesperados.
CBR
En resumen, el odio entre elfos y enanos tiene sus raíces en la codicia y la traición, pero también en el orgullo y la desconfianza. Este conflicto, que comenzó con el robo de una joya, ha definido la relación entre estas dos razas a lo largo de las edades, y aunque ha habido momentos de paz, el resentimiento nunca se ha desvanecido del todo. ¿Veremos en futuros relatos cómo esta rivalidad finalmente llega a su fin? Solo el tiempo lo dirá.