¡Este es el teatro en Bogotá donde asesinaban personas para grabar películas!
Santiago Díaz Benavides
Lector adicto, miope curioso y cinéfilo. Una vez tuve una columna de cine que nadie leyó. Todos dicen que me parezco a El Profesor.

El Teatro Faenza, icono del cine en Bogotá, esconde un oscuro pasado que contradice su esplendor arquitectónico.

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Inaugurado en 1924, hace exactamente 100 años, el Teatro Faenza, situado en pleno corazón de Bogotá, ha sido testigo de la historia del país por mucho tiempo. Este emblemático espacio, que en su momento albergó a miles de espectadores y presentó figuras como Carlos Gardel, es uno de los lugares de mayor relevancia para la cultura de la capital colombiana y su fomento. Sin embargo, en medio de todo lo bueno que le rodea, esconde un oscuro capítulo que se ha mantenido en las sombras durante décadas. Lo que una vez fue un símbolo de modernidad y cultura, se convirtió en escenario de atroces crímenes que, según se rumorea, fueron grabados con fines cinematográficos.

A lo largo de los años 70, el Teatro Faenza comenzó a decaer. Con el éxodo de la población del centro de Bogotá hacia otras zonas, el teatro se vio sumido en un progresivo abandono. Este deterioro coincidió con el auge de un género cinematográfico perturbador y macabro: las películas snuff, conocidas por mostrar crímenes reales sin ningún tipo de efectos especiales.

El Tiempo

Según diversos testimonios recogidos a lo largo de los años, y reportes publicados por la revista Shock, el periódico EL TIEMPO e Infobae, el Faenza se habría convertido en el epicentro de estas horrendas producciones. Se dice que las sesiones de grabación en el teatro no solo incluían escenas de violencia extrema, sino que estas eran absolutamente reales, con personas siendo torturadas y asesinadas frente a las cámaras. La leyenda cuenta que, al final de cada proyección, los espectadores sabían que los actores que aparecían en pantalla no volverían a levantarse, ya que habían sido víctimas reales de los actos atroces que se mostraban.

Uno de los personajes que aparece en estas historias es Manuel Chaparro, señalado como una figura clave en la realización de estas películas. Según los relatos, Chaparro intentó incluso reclutar al reconocido cineasta colombiano Jairo Pinilla para participar en sus producciones, aunque este último rechazó la oferta tras darse cuenta de la naturaleza mortal de los proyectos.

Revista Shock

Los rumores también mencionan a personas como Alejandro Muñoz, quien aseguró haber sido abordado por Chaparro para participar en una de estas películas. Según su testimonio, al llegar al teatro para una supuesta sesión de filmación, se dio cuenta de que no se trataba de una simple actuación. El miedo lo llevó a huir del lugar, convencido de que había estado a punto de convertirse en una víctima más.

Con el tiempo, el Faenza fue cayendo en un deterioro aún más profundo, hasta que en 2004 la Universidad Central adquirió el terreno con el objetivo de restaurarlo y devolverle su antigua gloria. Durante los trabajos de restauración, que culminaron en 2007, circularon rumores sobre el hallazgo de un sótano con elementos de tortura y rastros de sangre, lo que alimentó aún más las leyendas sobre los crímenes cometidos en su interior.

El Tiempo

Hoy en día, el Teatro Faenza es una joya restaurada de la arquitectura Art Nouveau, pero las sombras de su pasado todavía persisten. Aunque ahora es un espacio destinado a eventos culturales, exposiciones y conferencias académicas, su historia oscura continúa siendo un tema de conversación y especulación entre los bogotanos.

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