Hace una década llegó a Netflix una serie ambientada en un mundo donde los animales antropomorfizados conviven con los humanos, y para aquellos que aún no la han visto es un título obligado si quieren entretenimiento pero también un poco de terapia audiovisual.
Claramente, estamos hablando de BoJack Horseman. La serie se desarrolla en Hollywood y sigue a BoJack Horseman, un caballo que fue una estrella de la televisión en los 90 gracias a la ficticia serie Horsin' Around, una comedia familiar que, aunque fue destrozada por la crítica, se convirtió en un clásico de la cultura pop. Años después de la cancelación de su programa, BoJack lucha por encontrar su lugar en el mundo, recuperar la fama que alguna vez tuvo y, en última instancia, alcanzar esa esquiva meta: la felicidad.
Con las voces de Will Arnett como BoJack, Alison Brie como su amiga y escritora fantasma Diane, Amy Sedaris como su agente y exnovia Princess Carolyn, Paul F. Tompkins como su irritantemente alegre amigo y Aaron Paul como su compañero de casa, la serie se mantuvo al aire durante seis temporadas entre 2014 y 2020.
En sus primeros episodios, BoJack Horseman se presenta como una comedia ligera, con bromas al estilo de Family Guy. Sin embargo, a mitad de la primera temporada, la serie cambia de tono. Sin abandonar su estilo cómico, comienza a explorar temas más serios y profundos, llevando a los personajes a lugares oscuros y ofreciendo momentos emocionalmente devastadores.
Lo que hace que BoJack Horseman sea tan especial es su tratamiento de temas como la salud mental, la depresión, el trauma, la adicción, la autoaceptación, la sexualidad, los derechos de las mujeres, el #MeToo, la cultura de la cancelación y la violencia con armas, entre otros. La serie aborda estos temas con una sensibilidad y un cuidado excepcionales, ofreciendo una perspectiva única y profunda, que rara vez se ve en televisión.
Su creador, Raphael Bob-Waksberg ha explicado que el uso de animales para explorar temas tan humanos permitió a la serie ir más allá y tratar temas oscuros de una manera que una serie de acción real probablemente no podría haber hecho, especialmente sin perder su identidad como comedia.
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BoJack Horseman no solo ofrece reflexiones profundas de manera inesperada, sino que también se muestra como una serie que aprende de sí misma. En temporadas posteriores, aborda decisiones controversiales tomadas en las primeras temporadas, como la posible glamurización del comportamiento autodestructivo de BoJack o la elección de Alison Brie para interpretar a Diane, un personaje vietnamita-americano.
Ahora, a 10 años de su estreno, parece el momento perfecto para volver a verla y recordar palabras inspiradoras como: "Se vuelve más fácil. Cada día se vuelve un poco más fácil. Pero tienes que hacerlo todos los días. Esa es la parte difícil".
BoJack Horseman sigue siendo una de las series favoritas para aquellos que buscan un contenido que no solo entretiene, sino que también ofrece una visión honesta y cruda de la condición humana. Si aún no la has visto, este aniversario es la excusa perfecta para darle una oportunidad.