Stanley Kubrick, el mítico director conocido por su perfeccionismo extremo, nos dejó obras memorables como La naranja mecánica o Full Metal Jacket. Su meticulosa atención al detalle y su obsesión por la perfección eran tanto una bendición como una maldición para los actores que trabajaban con él. Muchas historias han surgido sobre las extenuantes exigencias de Kubrick en el set, desde la famosa experiencia de Shelley Duvall en El Resplandor, hasta el agotamiento de Ryan O'Neal en Barry Lyndon. Pero uno de los casos más notorios es el de este actor, quien abandonó Eyes Wide Shut tras 68 tomas de una misma escena.
La historia ya es casi una leyenda urbana en el mundo del cine. Durante la producción de Eyes Wide Shut, la última película de Kubrick, Harvey Keitel fue originalmente seleccionado para interpretar el papel que más tarde tomaría Sydney Pollack. Sin embargo, después de filmar una escena en la que simplemente tenía que pasar por una puerta, Kubrick le pidió a Keitel que la repitiera una y otra vez. Después de 68 tomas, Keitel llegó a su límite. “¡Me voy de aquí, estás loco!”, exclamó antes de abandonar el set, según recordó años más tarde el actor Gary Oldman en un podcast.
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Keitel, conocido por su carácter fuerte y directo, no toleró lo que consideró una falta de respeto por parte de Kubrick. Aunque reconoció en una entrevista años después que Kubrick era un genio, también afirmó que había algo en su forma de trabajar que no le gustó y que consideró irrespetuoso. “No me importa si eres Stanley Kubrick o cualquier otra persona, no voy a permitir que me falten al respeto”, comentó Keitel al reflexionar sobre su salida del proyecto.
Esta anécdota es un reflejo del método de trabajo obsesivo de Kubrick, que si bien llevó a la creación de algunas de las películas más aclamadas de la historia del cine, también generó tensiones con los actores. Sydney Pollack, quien terminó interpretando el papel de Victor Ziegler en Eyes Wide Shut, habló sobre la experiencia de trabajar con Kubrick. “Nunca había hecho más de 20 tomas en mi vida, y si llego a hacer 20 es una tragedia para mí”, dijo Pollack en 2005. “Pero 70, 80, 100 tomas eran la norma para Kubrick. Era increíblemente interesante y a la vez exasperante”.
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Pollack recordó haberle dicho a Kubrick en un momento: “¡No puede ser mejor, Stanley! No soy un actor profesional”. A pesar de las dificultades, Pollack completó su trabajo en la película, que se convirtió en otro ejemplo del perfeccionismo de Kubrick.
Eyes Wide Shut sigue siendo una obra fascinante, tanto por su contenido como por las historias detrás de su creación. Y aunque Harvey Keitel decidió abandonar el proyecto, su experiencia es un recordatorio de las altas exigencias y la intensa dedicación que definieron el estilo único de Stanley Kubrick. ¿La has visto? Si no, y quieres ver el resultado final de los actores bajo la dirección de Kubrick, está disponible en Max.