Pocas comedias han trascendido por generaciones. Sin embargo, la producción de la que hablaremos a continuación tuvo tanto impacto que, entre otras cosas, impulsó el turismo en un país entero. Eso sí, cabe mencionar que además de hacer reír, también tiene muchos elementos de romance y drama.
Se trata, nada más y nada menos, que de Lost in Translation (Perdidos en Tokio). Cuando se estrenó este filme, en 2003, había un contexto más que complicado para su estilo, debido a que las comedias de ese entonces se caracterizaban por tener gran éxito en la televisión o en DVD, pero poca mella hacían en cartelera. La acción y el terror conquistaban la taquilla.
Asimismo, los actores escogidos para protagonizarla tampoco pasaban por su mejor momento. Bill Murray parecía no encontrar su lugar en el mundo sino que saltaba entre proyecto y proyecto. De hecho, había aceptado varios papeles secundarios.
Focus Features
Por otro lado, Scarlett Johansson tenía tan solo 18 años. Sin mucha experiencia, era conocida únicamente por hacer roles de niña o adolescente en producciones como North, Manny & Lo o The Horse Whisperer.
Con estos protagonistas, que no prometían un panorama alentador, Sofia Coppola recibió un modesto presupuesto de tan solo 4 millones de dólares para desarrollar el largometraje. Ya en ese momento, ese rubro alcanzaba, a justas, para pagar los salarios del personal.
El estudio de Francis Ford Coppola, American Zoetrope, había colocado el poco dinero que había para el rodaje y Focus Features se iba a encargar de la distribución, pero todavía no sabían cómo iba a resultar.
La gran clave de 'Lost in Translation' para triunfar
Si bien todo se ponía en contra cuando faltaba poco tiempo para el estreno, se dieron cuenta desde el ejecutivo que algo que podría funcionar es que se explotaran al máximo las locaciones escogidas en Japón.
Es más, el país asiático apareció como parte central de la trama y también se integró en las jornadas de publicidad.
Focus Features
Por más imposible que pareciera, se logró el cometido y la cinta terminó produciendo dividendos mayores a 118 millones de dólares, convirtiéndola en uno de los mayores éxitos del 2003.
Como si fuera poco, fue nominada a cuatro premios Oscar (Mejor película, Mejor guion original, Mejor director(a) y Mejor actor), siendo Coppola la única que tuvo el privilegio de llevarse a casa la estatuilla.
Actualmente está disponible para ver en Netflix y Prime Video.