Si durante el fin de semana alguien me hubiese advertido la sensación que me dejaría esta película documental, pues igual la habría visto. Y es que 'Desaparecida: El caso Lucie Blackman' es tan atractiva como insoportable.
El impactante documental, que se estrenó en Netflix el pasado 26 de julio, aborda la compleja y turbulenta investigación detrás del asesinato de la joven británica Lucie Blackman en Tokio, Japón, en julio del año 2000. La historia revela un panorama oscuro sobre las fallas en el sistema de justicia penal japonés y los esfuerzos de un padre y una comunidad destrozada por encontrar la verdad.
Netflix
Lucie Blackman, una ex azafata británica de tan solo 20 años, desapareció en Tokio después de salir para una cita. El caso capturó la atención de la opinión pública, tanto en Japón como en el Reino Unido, cuando su cuerpo desmembrado fue descubierto enterrado en una fosa poco profunda en febrero de 2001. La investigación, liderada por la policía japonesa, expuso las sombrías actividades de Joji Obara, un empresario responsable de violaciones y asesinatos.
El documental, dirigido por Hyoe Yamamoto, presenta entrevistas exclusivas con los detectives japoneses que encabezaron la búsqueda de justicia para Lucie Blackman. Estas reveladoras conversaciones destacan los desafíos y obstáculos a los que se enfrentaron, incluyendo la presión internacional y las dificultades inherentes en el sistema legal japonés. La lucha incansable de los detectives y la valentía de la familia Blackman se exploran en profundidad, dejando al descubierto el doloroso proceso de encontrar respuestas en medio de la adversidad.
Netflix.
El caso de Lucie Blackman es solo uno de varios casos similares que han conmovido al mundo. A medida que se estrenan más documentales que abordan la violencia de género y los crímenes contra mujeres en diferentes países, 'Desaparecida: El caso Lucie Blackman' sirve como un recordatorio de las dificultades que enfrentan las víctimas y sus familias en su búsqueda de justicia.
A medida que la cinta avanza, es imposible no sentir repugnancia por el sujeto responsable de esta tragedia, pero al tiempo uno se pregunta por qué llegó a hacer lo que hizo, porque en ello no es tan enfático el documental. De hecho, el personaje no deja de ser un enigma. En ningún momento vemos su rostro real, solo siluetas.
La narrativa está más que bien construida y lejos de ser una buena pieza de suspenso, esta producción no te suelta un solo instante. Al final, quedas con la sensación de haber asistido a un buen documental, pero no sabes si sentirte bien o mal. Supongo que eso es lo que pasa con este tipo de temas.