David Lynch es un director de cine estadounidense conocido por sus películas surrealistas y oscuras. Su estilo cinematográfico distintivo combina elementos del cine noir, del horror y de la ciencia ficción, creando mundos oníricos y perturbadores que desafían la lógica convencional. Lynch es famoso por películas como Terciopelo Azul, Mulholland Drive y Carretera Perdida, que exploran temas como la identidad, la locura y el subconsciente. También es el creador de la serie de televisión Twin Peaks, que ha ganado una gran cantidad de seguidores debido a su trama misteriosa y compleja, y su retrato de personajes extravagantes y estrafalarios. En general, la obra de Lynch se destaca por su visión única y atrevida del mundo, lo que la convierte en una experiencia inolvidable para los espectadores dispuestos a adentrarse en su imaginario perturbador y fascinante.
En una entrevista reciente con la popular revista "Cahiers Du Cinema", David Lynch expresó su preocupación sobre el estado actual del cine, atribuyéndole a la pandemia de COVID-19 y al cambio en las formas de consumo, especialmente a través de las plataformas de streaming. Según Lynch, la llegada del coronavirus ha marcado el fin de la experiencia cinematográfica en las salas de cine, y los largometrajes están en una situación difícil, ya que han sido reemplazados por las series. Lynch lamenta que ya no se pueda disfrutar de la experiencia de sumergirse en un mundo completamente nuevo en la gran pantalla, y que todo esto ahora solo sea parte del pasado. Esta situación, según Lynch, resulta angustiosa para el cine actual.
David Lynch
Y aunque la asistencia a salas determina una medida de éxito en el mundo cinematográfico, es claro que el culto de ir a salas de cine se ha visto modificado poco a poco. Sin embargo, no todo cambio es precisamente malo, no obstante es preocupante que un rito como ir al cine esté destinado a mutar hasta el punto de su extinsión. Según el historiador del arte Hans Belting, las salas de cine operan como lugares de la imagen en donde soñamos en conjunto. El fenómeno de las salas resulta interesante en la medida en que participamos de la ensoñación del cine juntos, pero la experiencia es totalmente individual. Algo así como soñar despiertos entre todos y por eso la experiencia resulta mágica.