El beso es una forma de expresar afecto y conexión emocional que se ha practicado en diversas culturas. Desde un punto de vista biológico, los seres humanos estamos programados para buscar la cercanía y el contacto físico con otros individuos, especialmente con aquellos a quienes consideramos importantes en nuestras vidas.
El beso se convierte en una forma natural de estrechar lazos emocionales y afectivos, ya que permite compartir sensaciones de intimidad, ternura y deseo. Además, el acto de besarse activa la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, que generan una sensación de placer y bienestar emocional en quienes lo practican.
Entonces, si partimos del hecho de que las imágenes sirven para representar las relaciones humanas, el beso es un elemento muy importante en la manera de construir dichas imágenes. Simbólicamente, el beso funciona para generar tensiones asociadas al deseo corporal y por consiguiente poner en práctica la función del cine en cuanto a la producción de sensaciones corpóreas - encarnadas, si se quiere - en el espectador.
Esto funciona porque la mirada cumple un papel determinante en la producción de sentido. Según el historiador del arte Hans Belting, el cuerpo, es tanto el medio por el cual experimentamos el mundo, como el medio a través del cual se manifiestan nuestras percepciones e interpretaciones. En este sentido, las imágenes no solo afectan nuestro cuerpo físico, sino que también influyen en cómo percibimos y experimentamos el mundo que nos rodea.
Desde esta perspectiva, las imágenes percibidas en la pantalla se traducen en imágenes interiores asociadas al deseo. Es por esto que, los besos en el cine resultan efectivos. Sobre todo cuando se sustentan en el Star System de las superestrellas de Hollywood que se sustentan en la idealización de los cuerpos.
De esto fueron conscientes los primeros realizadores de cine, quienes notaron el efecto que producían los besos en la pantalla. Por supuesto que, estas demostraciones de afecto sufrieron varios procesos de censura hasta llegar a nuestros días, aún así película sin beso no es película.