La relación entre la literatura y el cine es una de las más estrechas y fascinantes que existen. Ambos medios artísticos comparten una gran cantidad de elementos narrativos y visuales que los hacen complementarios entre sí. Una de las pruebas más evidentes de esta relación son las adaptaciones cinematográficas de obras literarias, que han sido tanto admirables como desafortunadas.
En el mundo del cine, una de las películas que se encuentra en la cima de las adaptaciones literarias es El Padrino (1972), de Francis Ford Coppola. Basada en la novela homónima de Mario Puzo, la película retrata magistralmente la vida de la familia Corleone y su ascenso al poder en el mundo de la mafia. Coppola logra capturar la esencia de la novela y llevarla a la pantalla grande de manera sobresaliente, lo que la convierte en una obra maestra del cine.
Otro ejemplo de adaptación exitosa es Drácula (1992), también dirigida por Coppola. La película está basada en la novela de Bram Stoker, y cuenta la historia del conde Drácula y su obsesión por la joven Mina Harker. Coppola logra crear una atmósfera de terror y misterio que atrapa al espectador desde el principio hasta el final, y que es fiel a la esencia de la novela original.
Ahora bien, una de las películas más vistas en Netflix en Colombia en estos días es El Perfume (2006), una adaptación de la novela de Patrick Süskind. La película cuenta la historia de Jean-Baptiste Grenouille, un hombre obsesionado con los olores que busca crear el perfume perfecto a partir de los aromas de sus víctimas.
Aunque la novela de Süskind es considerada una obra maestra, muchas veces las adaptaciones cinematográficas no logran capturar su esencia de manera adecuada.
Sin embargo, la película dirigida por Tom Tykwer es una de las excepciones. La cinta es una adaptación admirable de la novela, y logra capturar su atmósfera oscura y siniestra con gran eficacia. La actuación de Ben Whishaw como Jean-Baptiste Grenouille es simplemente excepcional, y logra transmitir la complejidad y la obsesión del personaje de manera conmovedora.
La película también se beneficia de una excelente dirección artística y fotografía, que captura la belleza y la decadencia de la Francia del siglo XVIII con gran detalle. Su llegada a Netflix es una gran oportunidad para repetirla.