La serie regresó con su última entrega, pero el inicio no logró estar a la altura de las expectativas. La historia de Johnny Lawrence y Daniel LaRusso parecía tambalearse justo cuando debía brillar.
El regreso de Cobra Kai para el cierre de su temporada final en Netflix era uno de los estrenos más esperados por los fanáticos de la franquicia. Después de una serie de giros emocionantes y batallas tensas en la temporada anterior, las expectativas estaban por todo lo alto. Sin embargo, el primer episodio de esta despedida no estuvo a la altura de lo que la serie ha construido a lo largo de los años.
Desde su debut en 2018, Cobra Kai ha logrado algo casi imposible: revitalizar el legado de Karate Kid sin depender exclusivamente de la nostalgia. A lo largo de cinco temporadas, la historia de Johnny Lawrence y Daniel LaRusso evolucionó de una rivalidad juvenil a una compleja dinámica de redención, aprendizaje y amistad. La serie encontró el equilibrio perfecto entre homenajear el pasado y construir una nueva generación de karatecas con sus propias luchas y conflictos.

Por ello, cuando Netflix anunció que la sexta temporada sería la última, los seguidores esperábamos un cierre impactante. No obstante, el primer episodio de esta última parte se sintió sorprendentemente plano. Aunque intenta retomar la historia con el mismo ritmo acelerado de siempre, la sensación general es que algo falta.
Uno de los problemas principales es la falta de una trama central fuerte. El episodio parece más un epílogo extendido de la temporada anterior que el arranque de un final épico. Johnny, quien ha sido el alma de la serie con su evolución de villano a antihéroe redimido, aparece en escenas que no aportan demasiado a su desarrollo. Daniel, por su parte, mantiene su esencia, pero su participación no genera el impacto que se esperaba.
Otro punto débil es la falta de tensión en la historia. A lo largo de las temporadas previas, cada arranque de temporada introducía un nuevo desafío: la reapertura de Cobra Kai, el regreso de Kreese, la llegada de Terry Silver o la preparación para el Sekai Taikai. Esta vez, el conflicto parece desdibujado, con personajes que no terminan de encontrar su rumbo y sin un antagonista claro que impulse la narrativa hacia adelante.
Por supuesto, los episodios siguientes consiguen salvar el cierre de la serie, otorgándole la dignidad que la franquicia se merece. Sin embargo, quedan varias cosas por analizar. En lugar de finalizar con un golpe maestro, Cobra Kai comete el error de querer replicar lo que en las cintas de Karate Kid funcionaba tan bien.
Si bien la nostalgia y el cariño por los personajes mantienen a la audiencia enganchada, la serie no se esfuerza mucho más para justificar su despedida. Solo el tiempo dirá si Johnny y Daniel pueden dar su golpe final con la fuerza que los convirtió en leyendas del karate.